Retratar la relación existente entre el tacto y la visualidad es el objetivo de este trabajo mural.
Yo, he decidido enfocarlo de una manera muy personal, partiendo de dos enunciados fundamentales en el mundo de la psicología y más concretamente, de la percepción. Estos me han llevado hasta los elementos que finalmente he fotografiado: un armario de líneas rectas compuesto a su vez por módulos combinados de diferentes tamaños y un espejo ubicado en una pared perpendicular, de contorno curvo y por tanto, en claro contraste con el espejo. A la hora de establecer las relaciones entre las fotografías de cada serie, así como de las series entre sí, me guié por dos caminos fundamentales.
Por un lado, he tenido en cuenta una frase de W. Köhler, “El todo es diferente de la suma de las partes”. Así, he considerado necesaria una fase previa en que las relaciones entre distintas partes del mueble retratado quedasen vigentes, descontextualizándolas y dejando a un lado nuestra percepción habitual, centrada en las totalidades y no en las relaciones de detalle.
El otro de los conceptos que inspiraron mi trabajo aparece recogido en la Ley de contrastes de la Gestalt, según la cual la valoración relativa de diferentes elementos próximos incide sobre las cualidades que atribuimos a cada uno de ellos. Este hecho cobra un papel esencial al buscar la conexión entre el hecho de observar y la percepción táctil. De esta manera, al aparecer ante nosotros grandes contrastes visuales resulta más inmediata la materialización de las diferencias y, como consecuencia, nuestra sensibilidad se ve más impactada, aproximándose la experiencia visual a aquellas de percepción física, las experiencias táctiles.
Esta labor de reflexión personal es la base de mi trabajo, donde una primera serie muestra la descontextualización de las partes de detalle de la pieza.
La segunda serie actúa como un paso intermedio, aportando una mayor visión del todo y de nuevo una experiencia visual esencialmente geométrica.
Es la tercera de las series fotográficas la que profundiza en las relaciones existentes entre el espejo de bordes curvos y la linealidad del armario, retratándose desde diferentes posiciones que deforman la percepción. En este último paso es interesante la forma en que los reflejos del espejo no se limitan a mostrar la realidad del mueble, pues sus márgenes curvos nos llevan a una combinación entre las formas, concluyente en un mayor análisis del contraste y mostrando posibilidades que van más allá de lo percibido en la experiencia cotidiana del armario y el espejo como realidades próximas pero separadas.