Jugar con el tacto y la visualidad a través del desorden de una serie de elementos que habitualmente se nos aparecen ordenados de una manera lógica. El desenfoque intencionado da una mayor relevancia a las luces y sombras y a las posiciones que estas toman según el punto de vista. Así, desde la visualidad entramos en conexión con la percepción a un nivel mucho más general, aproximándonos a experiencias que nos relacionen con ese entorno en artificial caos y nos permitan establecer un cierto orden en él, que nos equilibre.
Por último, un bosque ficticio en el que cada árbol es el mismo, planteado desde diferentes posiciones y en donde las sombras crean su propio ritmo, acompañadas por el movimiento de las ramas más elevadas.
me gusta mucho las formas y el color. precioso
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